La ultima y nos vamos

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lunes, 12 de mayo de 2014

Te estoy oyendo

Pasa caminando por la calle, -Es la mejor-, dicen todos los que la observan, -madre modelo- dicen otros, y es así, por lo menos eso parece, lleva a su hija al trabajo y se desvive en halagos, le canta, la mima, y todo la consideran una buena madre… hasta que regresa a casa.
Entonces se quita su traje de buena madre y lo deja en la entrada, esta cansada de ser madre y prende la televisión, saca un vaso, se sirve la mitad de brandy y se lo toma de un jalón, se relaja y sigue viendo la televisión.
Mientras Marianita que aún no ha cumplido los cinco se acerca desesperadamente a la alacena en la cocina, tiene hambre y parece que mamá no quiere que la molesten, como puede se quita la chamarra para taparse del frío exterior, tose un poco, aún no se le ha quitado la gripa de la semana pasada, unas galletas llaman su atención, abre el paquete y se las come todas, esta satisfecha.
Mamá ya termino la novela y se asoma a la cocina, esta hambrienta, se ha acordado que tiene una hija cuando ve su chamarra tirada en el piso –te dije que no tires la ropa- le grita pero no la levanta, -¿quieres comer algo?- le pregunta, pero no oye voces, va buscarla.
Mariana esta sentada en su pequeña cama, dormita un poco, esta cansada. Mamá la observa con ternura y se acerca a ella, la empuja.
-te estoy hablando escuincla
- mamá (se le llenan los ojos de lagrimas) tengo sueño
-si pero tienes que comer algo, te hice un huevo duro
-pero no me gusta
-pues te lo tragas y me vale madres, no voy a desperdiciar comida solo porque no quieres (y le da un jalón de cabellos)

Son casi las doce de la noche y Marianita come entre lágrimas mientras mamá ve tele otra vez y le reprende
-estoy cansada , trabajo para que puedas ir a la escuela, y tener todo lo que quieras y no te quieres tragar la comida, de seguro ya te comiste mis galletas ¿verdad? Por eso estas toda gorda, ya apúrate para que te acuestes, y hay de ti si no te quieres levantar mañana pero vas a ver cuando llegue tu padre.- le grita desde el sillón.

La niña no entiende porque le dicen todo eso, pero su temprana mente sabe que si no hace algo le irá peor, se acerca despacio al sillón, se seca las lágrimas con la manga y observa a su madre, se acerca -¿me perdonas?- solloza.
Mamá le observa con un ademán de desdén, finalmente le da un abrazo  -es que tienes que aprender, yo soy tu madre y mando aquí- le dice, -ya vete a acostar y no le diré nada a tu padre-, le da un beso.
-¿me acompañas?
-no puedo, mamá esta cansada y quiere ver tele, pero te estoy oyendo
-es que me da miedo
-ya estas grande para eso, a ver si creces pronto, ya te dije que te estoy oyendo
-si mamá.

Como puede Marianita se quita los zapatos, después el vestido, mamá le grita que la esta oyendo, pero ella sabe que no va a entrar al cuarto y que no la verá hasta el día siguiente, así que se pone la pijama y se acuesta, A sus cuatro años ha perdido ya la alegría de ir a la escuela, dos niñas la molestan y no les dirá a sus padres pues ya sabe que le ira mal, espera y no espera al mismo tiempo que algo pase, algo diferente, tal vez al día siguiente nadie la moleste, tal vez mamá no se enoje como todos los días, pero solo tal vez, se limpia las lagrimas y duerme.
Papa acaba de llegar