La ultima y nos vamos

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viernes, 5 de octubre de 2007

Reflexiones



Milagros
¿Acaso existen los milagros?, ¿acaso será fe?, porque la fe según he oído mueve montañas, tira muros, acaba con tiranos y es capaz de de hacer lo imposible. ¿Entonces? ¿Para que nos sirven los milagros? En un tiempo el milagro fue una definición de que un ser supremo manifestaba su estancia, y nosotros como hijos obedientes debíamos estar agradecidos con nuestro amado padre por los favores recibidos.
Todas las religiones tienen esta palabra como un poético pilar de su doctrina y como un tierno mercenario exigen devoción por la salvación de tu alma.
También se menciona que el sacrificio o tortura de personas de tiempos remotos provoca milagros cuando se le pide algo en oración. ¿Qué milagros hay, en una cabeza cercenada, en un cuerpo inerte, ya sin vida producto de inmensas torturas, en una estatua que llora, o en una virgen sangrante?
Donde esta el milagro de una vieja iglesia, de un templo nuevo, de la sumisión total y de no cuestionar nada, que nos ayuda, que nos beneficia. ¿Que tiene de extraordinario? ¿Qué tiene de positivo? ¿Qué hay para agradecer que no podamos hacer nosotros?
Y sin embargo talvez lo estemos viendo de manera diferente, tal vez los milagros son esfuerzos inmensos de un ser humano como tú y yo, que se enoja, se equivoca, tiene dudas y sin embargo decide vivir con lo que tiene.
Tal vez los milagros están en el artista, que es capaz de tener tal sensibilidad para admirar un amanecer, o llenar un lienzo de un solo color y admirarlo por lo que le hizo sentir en ese instante.
O acaso podría estar en ese muchacho que espera a su novia. Y la espera horas si es necesario, y con lluvia y con viento aunque sabe que el tiempo que esperó es mas que el que estará con ella. Pero el tiene la esperanza de verla, y es por eso que espera, aún cuando cabe la posibilidad de que no se presente y solo espera, milagrosamente espera
¿Y si el milagro esta en la inocencia de un niño que ansiosamente espera que un seis de enero tres personas que nunca conoció le dejen algún juguete, un dulce o siquiera una sospecha de que un día llegarán a verlos.
Que tal ese estudiante que se la pasa horas sin dormir, apenas come, y sin embargo es capaz de salir de fiesta y grita y ríe como si jamás se cansara