La ultima y nos vamos

Buscas leer? estas en el lugar indicado, aunque lo mío, lo mío, es corretear el bolillo

domingo, 5 de diciembre de 2010

No te amo

No te amo, y sin embargo no puedo dejar de oler el perfume de tu cuerpo,


sabias pasiones que comprometen mi pensar.

No te amo, pero las ansias corroen estas formas de mis brazos,

tatuajes no visibles, invisibles, punzantes de la carne que te añora,

no venera, te atesora.

No te amo. Es solo las sabanas que gustan del roce de tu piel morena,

hermoso cobre que gusta de mis besos, y estos de tu desnudez.

Ébano y arena, solo quiero que me entierren a tus pies.

Pero entiéndelo, no te amo.

Solo son tus ojos claros, estúpida abstracción

que me incinera

sábado, 27 de noviembre de 2010

Crónicas pachecas

Pachequearse: Dícese de el individuo que vulgarmente abusa de sustancias para drogarse, como los solventes, cuyo uso no es el adecuado para elevarse. Peeeeeeeeeeeeeeero, también es un término que se usa para la la persona que dice o escribe incoherencias, palabras que no llevan a nada, pero que tal vez puedan significar algo.

Escritos pachecos
Estoy metida en la computadora y busco canciones de trova que me gustan, de repente veo una de las paginas en la que se dice que es lo que se tiene que hacer cuando un amor terminó, y aunque no doy clic sobre ella, esa frase me da vueltas en la cabeza, me veo a mi misma buscando imágenes inanimadas y todo pierde el sentido, soy banal, y una ligera nausea recorre mi estomago. “La frivolidad es asquerosa” me repito a mi misma pero no dejare la maquina, y al ritmo de Silvio Rodríguez y su Playa Girón comienzo a escribir lo que me viene a la cabeza.



¿Seremos personas de poca niñez? Una vez en la vida pasamos por esto y es algo que rápidamente queremos dejar, nos gusta crecer pero no envejecer, escribamos pues nuestra historia, tu historia, mi historia con nombres, adjetivos, para hacer un escrito, un poema una canción y compañeros de música, de escritos, de vida y tal vez de muerte eso nunca se sabe.


Un mal día se marchó. Dicen algunas canciones, porque no puede ser un buen día, solo que se largó, no importa, que mi vida ya esté muerta, que no haya tenido compasión, al fin y al cabo de amor nadie se enferma, se muere pero no se enferma. (No manches, de veras que esto sonó como a decepción chelera)


Recuerdo muy bien ese día, el sol le daba a tu piel morena ese tono cobrizo que tanto me gustaba, y aunque eras el mismo de siempre el beso de bienvenida me hizo saber que algo era diferente. Entonces me di cuenta que no me querías mas. ¿Cómo pasó? No lo se, ni siquiera me pregunte el porque, de todos modos ya no importaba, mientras intentabas conversar conmigo yo me iba haciendo a la idea del final. No mencionaste nada, ni siquiera trataste de hablarme, simplemente te dije que tenía que irme, y un beso largo seguido de un abrazo selló el final. Nunca más nos vimos, nunca nos volvimos a hablar, y la vida siguió pasando, el día siguió tan hermoso como siempre, nada ha cambiado, es solo que tú ya no estás a mi lado.


¿Cómo hacer un poema sin que se haga sentimental? Acaso debemos endurecernos para no sentir más, ¿que no duela acaso? Somos tan cobardes que el dolor debemos evitarlo a toda costa, y no es el dolor físico, sino el dolor sentimental, el ego es tan frágil que nos atemoriza que alguien decida no quedarse con nosotros, o peor aún, nuestro orgullo se lacera cuando tiene que reconocer que la persona que escogimos no es la adecuada, y preferimos decir que cambió, o hacernos de la vista gorda aún cuando ello nos lastima mas que el adiós. En fin, la mente es maravillosa, grandiosa y engañosa, nos obliga a salir adelante, romper barreras y hacer lo imposible por un ideal, y es capaz de frenarse ante la voz de una sola persona o el llanto de un niño.


Estoy pensando que algo que también mueve a la gente es el dinero. “Poderoso caballero es Don dinero” dicen por ahí, yo también me he puesto en brazos del dinero alguna vez (en este momento una ligera nausea hace mella en mi garganta, esta vez si estuvo cerca, de nuevo la banalidad rompe mis sienes en un momento por resistirme a lo inevitable), pero me di cuenta de que el dinero es un medio, no un fin, de que te sirve el dinero si no hay con quien compartirlo, el dinero nunca comprará afectos, ni risas, ni la satisfacción de hacer bien las cosas, de una cierta verdad y honestidad que ya no existen globalmente, solo de manera particular, la vida, nuestra vida, víctima de nuestra particular falacia, círculo vicioso que repitiéndose una y otra vez satisface nuestra vida sedentaria hambrienta de ilusiones que aunque no comprendamos tenemos el anhelo de cumplirlas, pero que de manera masoquista no haremos, ya que nuestra mente fue atada al televisor y a una cadena de imágenes sin fin, sin calidad, a veces carentes de sentido, pero que no podemos dejar de ver, las necesitamos para sentirnos libres, y parece ser que mientras mas se aprieta la cadena mas libres nos sentimos, mas ilusiones sin cumplir tenemos pero mas atrapados estamos

miércoles, 14 de julio de 2010

La travesía

Este es un cuento largo que empece hace una semana mas o menos y espero no parezca muy largo este es parte del primer capítulo titulado el camino

El camino
 Apenas y lo recuerdo, el pecho me había estado molestando toda la mañana, era sábado y el desayuno materno había hecho mella en mi estomago, a mis treinta años pensé que solo era una indigestión por los condimentos y lo cargado de los manjares matutinos, pero no, debí haberlo imaginado, tal vez aun estaría entre los demás, o tal vez como dicen los viejos, ya era mi hora.

Me desplome, el dolor era insoportable, y, recuerdo la ambulancia, el hospital… y luego yo. Me vi a mi mismo tendido en la sala de operaciones con el pecho abierto, pero ya no era yo, era solo un cuerpo inerte, una masa plástica y sangrienta que parecía nunca haber tenido vida, luego todo se hizo borroso y oscuro, creí que me desmayaba, entonces… solo entonces fue cuando la travesía comenzó.

Abrí los ojos y el cielo tenía un azul celeste, un color que solo recordaba en los días felices de mi niñez, aspire fuerte, mi cuerpo no tenía dolor, me pensé muerto y sonreí, pero no sabía dónde estaba y no había nadie cerca, mis pobres estudios religiosos sobre el cielo y el infierno no se parecían en nada a esto, a estas horas debía estar a las brasas con un ser con cuernos y cola puntiaguda picándome las nalgas o cantando con unas alas blancas entre muchos como yo para siempre, pero no. Estaba en una zona desértica con arena bajo mis pies.

Y hubo fuego, una columna bajó del cielo, era tan intenso que cerré los ojos, cuando el fuego se disipó había un hombre de tez morena y cabello corto, la piel reluciente y facciones hermosas, al verme sonrió, besó mi mejilla y me abrazó, la tranquilidad de su mirada y la fuerza de su abrazo me hicieron abrazar al desconocido también, una sensación extraña me invadió, era como felicidad, paz, aún ahora no sabría decirlo con exactitud.

-He venido aquí para guiar tu camino- me dijo mientras sonreía ante mi incredulidad, por mi mente pasaron preguntas como su nombre, que hacía aquí o que tenía que hacer, si esto era el cielo o peor aún, pero el soltó una carcajada estruendosa, aún sigo pensando que leyó mi mente.

-De mi solo necesitas saber que he estado aquí desde hace mucho tiempo esperándolos a cada uno de ustedes- dijo, y todavía con una pequeña risa me dijo que esto era como una zona neutral, ni cielo ni infierno, y que al lugar donde fuera debía decidirlo yo, ya que mis decisiones estarían basadas en la vida que tuve. – Quiero ir al cielo- le dije apresuradamente y el rió, demasiado para mi gusto – jajaja todos quieren ir- me dijo aún riéndose, - pero a su tiempo llegarás al lugar indicado- y se agachó y comenzó a escarbar en la arena hasta que sacó un pequeño baúl, lo abrió y saco ropa y me la dio, pues yo estaba desnudo, al ponérmela me pareció familiar, y me di cuenta que era mi ropa, una mezclilla, una playera y unos tenis que en un tiempo de mi adolescencia eran mis favoritas, me dio un pan y una cantimplora y dijo que mi travesía comenzaría ahora.

-Camina siempre de espaldas al sol, y encontraras un lugar que sea para ti, en el trayecto veras personas, animales y lugares, pero debes terminar tu viaje como lo empezaste, llevarte cosas solo te demorará mas, tienes tres días para completar tu travesía y encontrar un lugar para ti, ya sea el cielo o el infierno, si en tres días no lo has hecho, vagarás mucho tiempo para volver a encontrar tu camino otra vez. El tiempo terminará cuando el sol se oculte en el tercer día- me dijo.

En ese momento a lo lejos se vio una silueta pequeña que venía hacia nosotros, era rápida y un temor de lo desconocido me invadió, pero el no se veía asustado, así que traté de controlarme, entonces lo reconocí y salto hacia mi tirándome al suelo, era Canelo, mi perro de la niñez.

-Un labrador hermoso- le dije a el mientras acariciaba a canelo, -pero… ¿porqué esta aquí?- le dije con sorpresa.

–Cuando eras niño un día le dijiste a Canelo que podrías pasar por todo si él iba contigo, pues este perro en su pequeño trozo de alma ha decidido dejar el descanso que le toca para acompañarte por el amor que te tiene, estará contigo a donde vayas- me dijo mientras abrazaba a mi perro muerto hace quince años. –Deseo de corazón que encuentres la felicidad y el lugar que buscas para la eternidad- me dijo, y haciendo una reverencia se desvaneció en el aire.

Bueno, pensé para mis adentros dijo que siempre caminar de espaldas al sol. Y mientras me ponía en marcha venían a mi mente los porqués, Si estaba muerto, que tenía que estar haciendo aquí, porqué aún tengo cosas materiales conmigo, pero sobre todo, porque carajos es tan complicado todo esto, no me podían mandar al infierno o al cielo de una vez por todas, pero bueno, caminaré hasta llegar a donde sea.

Caminando… y caminando, me encuentro cansado, mis pies me duelen, los labios quebrados por el calor, sol, no lo sé, pero, ¿qué es eso? Parece una casa, me parece familiar, y creo que, si, es mi casa, renuevo mis fuerzas y corro hacia allá.

La puerta está abierta, todo está igual que la última vez, puede ser que… este sea mi lugar, me siento en el sofá y trato de poner en orden mi cabeza, ¿sería posible que no estuviera muerto?, o tal vez sea un sueño, sonrío y voy a la cocina, tanto pensar me dio mucha hambre, y en el paso encuentro abierta la puerta del jardín y hay una mujer llorando, mi mujer. Y ahí, parado frente a la puerta la observo, jamás nos casamos, porque yo no quise, y ella lo aceptó, en tres años de vivir juntos no tuvimos hijos porque me aterraba y ella esperó, y esperó hasta que ahora no es posible, siento algo al verla llorando, es tanto su dolor que me vuelvo a preguntar qué está pasando, ¿seré yo capaz de causar un dolor así? Salgo al jardín y le pregunto porque llora, ella me mira y vuelve a sollozar

–Estás muerto- me dice entre lágrimas

-pero estoy aquí

- pero no eres tú, no como yo te conocí, eres joven, y está mal, porque de seguro estoy soñando y cuando abra los ojos no estarás más

Entonces algo me golpeó y tuve muchas ganas de correr a ver mi reflejo, en un espejo, donde fuera, pero ella seguía llorando y comprendí que tenía que arreglar algo aquí, solo estaba de paso y aunque quisiera no podría quedarme, me senté junto a ella y la abracé, por última vez logré sentir su pelo en mi cara, el olor y su calor entre sus lágrimas, era hermosa aún en los momentos más difíciles, tonto de mi, pensé, y me reproche por no hacer las cosas mejor con ella, pero era tarde y de nada me sirven mis estúpidos reproches, ¡Dios mío! ¿Por qué tengo que pasar por esto? Y la seguí abrazando hasta que dejó de llorar, no sé cuánto tiempo, pero la eternidad sería poco para seguir así, luego me hinque frente a ella y le explique.

-Amor, he caminado mucho, me duelen los pies y estoy cansado, pero apenas vi la casa y corrí hacia ella, no sé qué es lo que hace que tú y yo podamos vernos en este momento ni si sea real lo que pasa ahora, pero quiero que sepas que fuiste lo mejor que me pasó en la vida, mi complemento perfecto y el amor en mi buena o mala vida, cometí muchos errores junto a ti y retrase muchas cosas por miedos tontos, pero no hubiera querido hacerlas con otra persona más que contigo, tu eres mi mayor acierto y si esto en verdad está pasando y no estaré ya mas contigo quiero que sepas que te amo y que quiero que sigas viviendo, que conozcas más gente y que cumplas todos los sueños que yo no quise darte, y algún día, en algún tiempo puede ser nos volvamos a ver.

Ella me miró y por última vez admiré sus ojos café oscuro y me besó –te amo- fue lo único que escuché al cerrar los ojos, sentí como salían lagrimas de mis ojos, pero al abrirlos ya no estaba.

En algún lugar de la tierra una mujer despierta de su sueño

Levantándome entre en la casa a buscarla, pero ya todo era diferente, la casa estaba ahí, pero ya no era habitable, era como si hubieran pasado muchos años, la pintura descascarándose de las paredes, los muebles rotos y llenos de telarañas, salí de ahí y en la entrada miré por última vez la casa que habité en vida y que no pude habitar en la muerte. Canelo y yo seguimos nuestro viaje.

Despidiéndome de ella se me había pasado todo el día, y ahora ya empezaba a anochecer, ya no tenía un sol al cual darle la espalda para seguir caminando, sin embargo y aunque no tenía idea de adónde iba me sentí retrasado, así que resolví caminar unas cuantas horas en la noche y luego hacernos un lugar para dormir, por lo que me tracé una ruta antes de que se metiera el sol y caminé. Llevaba ya un tiempo avanzando cuando escuche un ruido, como de motor, se iba acercando y canelo se inquieto mucho, así que nos ocultamos entre la arena a esperar, estaba caliente aún, pero no me importó, era mejor estar alerta, luego pasó…

Un camión de carga viejísimo era el que venía y sobre el dos personas de muy mal aspecto, flacos, la piel en jirones a veces con sangre fresca otras ya seca, pero al mirarles la cabeza me di cuenta que si habían sido humanos alguna vez, poco quedaba ya de ello, pues les faltaba ya parte de esta, sin ojos, se les notaban las cuencas del cráneo, asumí que se guiaban por el olfato, si es que aun existía en esta tierra de locos, se ayudaban los dos con una especie de báculo de metal, que brillaba en la oscuridad. En la parte de atrás del camión había personas las cuales no pude percibir bien, pero creo que eran personas obesas, y estos dos desgraciados los golpeaban mucho y se reían de ellos, todavía atrás del camión había personas sujetas a este, amarradas por las manos o por lo pies, de vez en cuando el camión aceleraba y todos caían, se les veía muy lastimados, algunos de ellos se golpeaban entre si y a ellos mismos, al ver esto traté de ocultarme más en la arena y el camión pasó frente a mi sin ninguna novedad, pero unos metros más adelante se detuvo.

Uno de los dos que venían arriba del camión pegó al techo y el camión se detuvo, haciendo una reverencia hacia donde yo estaba gritó -Somos viajeros en esta tierra de nadie, sabemos que estas aquí y vamos dando la espalda al sol como todos, si gustas forastero podemos llevarte, que no te asuste nuestro aspecto, aquí siempre hay lugar para uno más-

Al escuchar esto me asusté mucho y traté de tranquilizar a canelo y de no moverme , pero uno de ellos dijo –búsquenlo- y en ese momento bajaron dos personas de la cabina del conductor muy similares a los de arriba, solo que estos si tenían ojos, pero ninguno de los dos tenía ya la mandíbula, así que no hablaban, solo se limitaban a obedecer, se tornaron en cuatro extremidades y olfatearon el terreno, cada vez más cerca, hasta que… dieron conmigo.

Me puse de pie mientras me tomaban del brazo, canelo se puso muy agresivo y ladraba y trataba de morder a las criaturas que se le acercaban, me sorprendió nunca lo había visto así.

-Tranquiliza a tu animal o tendremos que matarlo- me gritaron desde el camión, y como pude lo calme y lo pegué a mi pierna, le dije que no se despegara de mi y eso lo tranquilizó un poco, pero estaba alerta.


El Camión
No sabía si lo que me habían dicho era una invitación o una amenaza, todos esperaban mi respuesta. Miré hacia el camión y observé. Todos los que iban en el camión eran personas obesas, unas más que otras, iban desnudas y me pareció ver que comían algo.

Después volví la mirada a los que estaban atados al camión y me acerqué, pero ellos no parecieron notarlo. Creo que ya llevaban mucho tiempo ahí, pues la ropa que traía ya estaba muy rasgada, algunos estaban desnudos o solo traían zapatos, su piel tenía un tono gris y se quejaban mucho y algunos se golpeaban.

Me atreví a preguntar:
- ¿Por qué están estas personas aquí?, ¿Qué han hecho para que se les trate así?
La persona que estaba sobre el camión y que me hizo la invitación contestó:
- No pienses que los obligamos forastero, estas personas pueden irse cuando lo deseen, todos están aquí por gusto. Mira sus cadenas.

Siguiendo hasta el final de sus cadenas me di cuenta, sus cadenas no tenían candado, solo estaban atoradas a un gancho en el camión. Eso me sorprendió, instintivamente me lance a soltar varias cadenas de aquel gancho - son libres, váyanse – les grité, pero ellos no hicieron caso, los empuje para que se dispersaran, pero ellos empezaron a empujarse unos a otros y a golpearse hasta que quedaron todos tirados en la arena.
Los hombres del camión se reían y me llamaban “héroe”

Poco a poco las personas arrastradas por el camión empezaron a levantarse y a colocar sus cadenas en el gancho otra vez. En ese momento la reconocí, Mariana estaba ahí, y como un relámpago recordé mi vida junto a ella.

Mariana había sido mi amiga desde la preparatoria, éramos muy unidos, pero tenía siempre una sombra de tristeza que la acompañaba. Con todo y eso pasamos los mejores años juntos, pero llegó la universidad y poco a poco me fui separando de ella. Yo hice una ingeniería y ella se dedicó a las artes plásticas, obteniendo muchos meritos por ello.

Fuimos frecuentándonos cada vez menos, un día me dijo que había encontrado el fin a sus tristezas, y con pesar vi sus brazos con cicatrices, pero no dije nada. Esa fue la última vez que la vi, meses después me enteré que había muerto por una sobredosis de heroína.

Me sorprendí al verla y le grité, pero ella no escuchaba, acercándome la tome del brazo, ella me miró y regresó con el grupo. Quite su cadena y la llevé conmigo, pero no hizo nada.
- Forastero, ¿Qué haces? ¿No sabes que ella es de mi propiedad?, Es mía – me dijo el hombre del báculo
- Es una persona, ¿Cómo puede ser tuya? – le dije indignado.
- Ella eligió
- Pues yo quiero llevármela – respondí furioso.
- Tendrás que darme algo a cambio

Ya estaba algo asustado y sabía que me pediría algo indispensable, así que suspire y pregunté
- ¿Qué deseas?
- Tu vida por la de ella

Me quedé callado, si decía que si, probablemente me quedaría ahí para siempre, y la miré, ¿realmente valía la pena hacerlo? Me acerque a ella y la tomé de la cara para que me mirara, besé su mejilla lentamente y ella me miró, sus ojos grises volvieron a tomar el color marrón de cuando vivía y su piel la misma de antes. Pareció reconocerme, una diminuta sonrisa se dibujó en sus labios por un minuto, después otra vez sus ojos y piel gris y la mirada perdida.

Es ella, pensé, no sabía que hacer, tenía miedo y el dueño del camión me apresuraba diciendo – se nos va la noche forastero, únete a nosotros de una vez –
- Un momento – le dije

Hice un recuento de nuestras vidas y recordé que yo era el mejor amigo de Mariana, lo fui desde que nos conocimos, pero cuando me mostró su adicción yo callé y no dije nada. Como su amigo debí haberla ayudado, debí darle mi opinión, decirle que estaba mal y que debía buscar ayuda, pero no lo hice y me limité a ignorar sus llamados y evitar sus visitas. Tal vez quería ayuda, un consejo, o yo que sé. Simplemente no hice nada, me asusté como siempre lo hago cuando la cosa se pone difícil. Soy un idiota. Se la debo.

Abracé muy fuerte a Canelo y le dije – amigo, yo te libero de seguirme, tengo miedo pero lo haré, que tu pequeña alma descanse donde debe estar - Canelo me miró y amoroso me lamió la cara, pero no se fue, solo se alejó un poco como si observara lo que iba a ocurrir.

- Esta bien, mi vida por la de ella – le dije al jefe del camión
- ¿Y si ella decide volver con nosotros después?
- Esa sería su decisión, la de hoy, se la debo

Las cadenas y grilletes de Mariana se deshicieron como si fueran de arena. Y mientras colocaban en mí otros nuevos, vi como ella recuperaba el color de sus ojos y su piel, ya no era gris.

Comencé a sentirme aletargado y a caminar detrás del camión. Me invadieron una tristeza y una culpa infinitas, los peores momentos de mi vida pasaban una y otra vez, me sentí muy mal.
Con ganas de morir, no valía nada ya, lo mejor era que todo acabara de una vez por todas. Me miré las manos, mi piel era gris y mis ojos debían estar igual. ¿Qué me estaba pasando?, ¿Por qué me sentía tan mal?

Tuve deseos de golpearme, pero no lo hice, algo en mi interior era más fuerte que esa inmensa tristeza que me aplastaba, no podía dejarme morir así. Ligeramente me parecía escuchar que me llamaban como si estuvieran muy lejos, después escuché el ladrido de un perro, lejano también. Miré a los demás que caminaban junto a mí, nadie se miraba.

El camión aceleró fuertemente y caímos, escuché risas burlonas – el héroe se cayó – gritaban. Tanto lo hacían que empezaba a resignarme a las burlas, sentí que me golpeaban y me invadió la cólera, pero algo en mi interior me decía que no lo hiciera, que no me desquitara con estos desgraciados, que tratara de pensar, seguía escuchando que me llamaban.

Seguimos caminando toda la noche, me sentía muy cansado, vi el cielo y el sol estaba saliendo, fue cuando paramos. Acabábamos de sentarnos, cuando un hombre de los que iba conmigo se puso de pie, sacó su cadena del gancho al que estaba agarrado, se deshizo de lo que le quedaba de ropa y llorando subió al camión con los obesos. Estos al verlo, le tomaron, y como si fueran animales empezaron a morderlo y a comer su carne al tiempo que gritaba y lloraba.
Los dueños del camión reían.
El hombre del báculo bajó por el camión golpeando a todos y se acercó a mí, me tentaba.
- ¿Viste lo que acaba de pasar?
- Sí
- ¿No preferirías hacerlo tú también?
- No
- Vamos, se acabarían tus sufrimientos y todas las penas que te embargan, solo tienes que subir con ellos y olvidarte de todo.

Me sentía tan mal que lo pensé, era una opción, pero ¿qué pasaría después? Se supone que estoy muerto. Además tenía la corazonada de que no debía de hacer caso a ese hombre. Tenía que resistir.

Sentado en la arena volví a escuchar la voz, era más fuerte y los ladridos se acercaban. El hombre seguía hablando, pero yo solo me concentraba en la voz. Sentí algo dentro de mi, como un rayo, y la vi. Era Mariana que me llamaba, estaba con canelo, nos habían alcanzado y venían por mi, pero yo no sabía si quería irme, tenía miedo de ser libre ¿Qué haría después?, ¿Y si no resultaba? Me invadían muchas preguntas y temor.

Ella se hincó junto a mi – tienes que despertar, ven conmigo – me decía, pero yo no sabía que hacer, tenía mucho miedo, - si no te vas, yo me quedaré contigo – me dijo. Y todos rieron.

- Lárgate mujer, no vuelvas – le dijo aquel hombre del camión.
- Es mi amigo y me quedaré con el, no voy a dejarlo – le dijo ella.

Me abrazó, - tienes que salir – me dijo, - todos los miedos que tienes y lo malo se puede superar, confía en mi – y lloraba. La miré, grandes lágrimas salían de sus pequeños ojos marrones. Otra vez sentí esa especie de rayo en el pecho, y por encima de mis temores y rencores, decidí sacar mis cadenas de aquel gancho.

- No, malditos amigos – Dijo el hombre con el báculo.

Cuando me solté del gancho sentí como si me hubieran quitado un peso muy grande de encima, ya no sentía miedo, ni dolor. Lo que no pude hacer en vida, lo hice en la muerte, me había perdonado a mi mismo y aceptado tal como era. Mariana me abrazaba y mis grilletes se deshacían.

El hombre sin ojos volvió a subir a la parte de arriba de camión, iba golpeándolos a todos y maldiciendo, después volteó hacia donde estaba yo y, haciendo una reverencia dijo – has jugado bien forastero, si alguna vez nos volvemos a encontrar, eres bienvenido a caminar con nosotros. Vámonos- gritó, y pegando en el camión con su báculo, arrancó el camión con su gente.

Era libre para seguir mi caminootra vez.

viernes, 18 de junio de 2010

Interesarme

El aire, tan suave, casi narcotizante, tan sublime, la sedujo profundamente, así que saltó.Dos aves pasaron junto a ella y deseó ser como ellas, libres, ligeras… infinitas.


El viento había secado ya sus lágrimas pasadas y cerró sus ojos, su vida entera pasó por ellos, se sonrió. Ahora la muerte vendrá por mi, no por que me haya escogido, sino por que la llamé, y se inundará de mí y me cubrirá, y yo seré la muerte y ella estará en mis ojos. Estaré tendida en una banqueta, y sin embargo no seré yo, solo un cuerpo inerte, sin vida, sordo, seguido de un grito estruendoso. Ahora estoy mas lejos de amarte, pero mas cerca de que tú me ames, no te culpes, no me culpes, nada pasó, nada sucedió, es solo que la vida dejó de INTERESARME.

Corazón

-¡Háblame de amaneceres, de lluvia, de tierra mojada de sangre en mis venas que quiero sentirme vivo!- Lloraba un cadáver en su cajón, deprimente, nostálgico por la última vez que sintió como los rayos del sol tocaban su cara, amante marchito tus manos no tocarán ya esa piel por la que juraste morirías.


Y gritaba un clamor amargo imperceptible para el oído humano, pero escandaloso para los inquilinos del cementerio, gemía y lloraba, pues sus ojos comidos ya por los gusanos jamás tendrían un amanecer en las pupilas inexistentes de las cuencas sobrantes de este cráneo. Las plantas de sus pies no tocarán más la tierra de la que ahora está cubierta su caja. -¡La vida, se me va la vida!, la vida, se me fue la vida.-

Y continuó con quejas, con nostalgias y con gritos hasta que el sol despertó y anunciando su salida cobijó con su calor tierno el cementerio, entonces aquel cadáver cayo en letargo y no dijo mas nada.

-Que escándalo el de anoche- comentaban dos esqueletos en sus tumbas

-Ni que lo digas, algunos muertos pueden ser tan molestos

-¿Y este por qué se queja?

-El no tiene la culpa, pobrecito, lo único que no se le ha deshecho es el CORAZÓN.

Amnesia

Contesto el teléfono y es otra vez esa propaganda, me alquilan tarjetas de crédito en un intento por que les regale mi alma, me siento algo aturdida y fastidiada, no se bien donde estoy, miro a mi alrededor buscando algo que me parezca familiar. El reloj de la recamara me indica que son las 5:30 de la tarde y yo aún porto la ropa que me indica que no me había levantado de la cama hasta ahora, mi cabeza me duele, mucho, va a estallar.


Las aspirinas del botiquín me servirán para el dolor, me las trago mientras hago gestos amargos, tengo que comer algo. La cocina esta bien para buscar alimento, salgo del baño y trato de reconocer la sala y de encontrar la cocina, no lo consigo pero algo me parece familiar. Escucho voces en la cocina y me asomo, no hay nadie, ni comida, vuelvo a escuchar voces, esta vez son risas de niños, corro a las otras habitaciones pero no encuentro a nadie, una ligera punzada en la sien me hace pensar que me estoy volviendo loca.

Ha pasado ya más de media hora y el dolor de la cabeza no ha cedido, estupidas aspirinas inservibles, nada me sirve, me siento en la sillita de la cocina y me aprieto las sienes, esto disminuye un poco el dolor. Bueno se me tiene que quitar. Miro hacia la ventana, las nubes pasan rápidamente y eso me hace divagar, tal vez tengo un tumor inoperable y es por eso que me duele la cabeza, tal vez tuve una borrachera enorme y la cruda hace que la cabeza me quiera explotar, en fin…

Interrumpo mi imaginación, creo haber escuchado un murmullo y salgo de la cocina me asomo al vestíbulo pero no hay nadie, tal vez tengo una jaqueca espantosa y por eso escucho cosas, mejor me iré a vestir en lo que se me pasa esto.

En la recámara hay algo diferente, la ropa y las cochas de la cama están tiradas en el piso, ¿Yo hice eso? No me acuerdo ¡Carajo! Como me molesta la duda.

Trato de calmarme y me decido a tomar un baño, puede ser que esto me ayude a quitarme el dolor de cabeza, entonces me quito la ropa y me meto al baño.

Salgo corriendo, ¿que pasó ahí? El baño esta cubierto de sangre, y salpica las paredes de la regadera y hay algo mas, que… no se que es.

Me pongo la bata otra vez y me siento en la cama, pienso, una y otra vez, ¿Qué hago? Si esta es mi casa ¿porqué no se que es lo que pasó aquí? ¿Maté a alguien? No se, no se, no se. Mi cabeza, me duele tanto no me deja concentrarme, ni pensar…

Debo vestirme, salir de aquí, pedir ayuda, pero, donde esta mi ropa, ah si, el closet, lo abro ¡No puede ser! No hay nada, caigo en la desesperación, ¿y si estoy loca?

Cierro lo ojos, no quiero saber nada me refugio en la cama.

No se cuanto tiempo ha pasado creo que varias horas porque el cielo esta oscuro, debo salir de aquí. Me acomodo mi bata para salirme de ese departamento y busco un espejo para ver mi semblante pero…

¡Oh no! ¡Dios mío! ¿Que esta pasando? No estoy en el espejo, no tengo reflejo y eso me asusta mucho, no existo ¿que soy? Soy… ¿nada?

Me asusto y corro a ver en todos los espejos y es lo mismo. La respiración está entrecortada, el corazón late muy fuerte estoy muy asustada, perdida, loca.

El último espejo que queda es el del baño, es mi esperanza de que todo lo demás este mal de que no esté loca, de que esté viva.

El baño termina con mis esperanzas, no hay reflejo. En un arranque de furia trato de arrancar el espejo del baño y lo rompo cayendo con el en la regadera, me corté, me duele, mi mano. Y al ver como fluye mi sangre vuelven recuerdos a mi mente, son tan rápidos que me golpean. Si, lo recuerdo, había estado llorando, todo el día, mis niños, me habían quitado a mis niños porque yo era mala, no, no era mala, las drogas lo hicieron era buena cuando no lo hacía, pero me llamaba y volvía una y otra vez, si su padre, el fue el que me los quito, me dejo y se los llevó, estuve todo el día sin probarla, temblando viendo cosas, estaba dispuesta a dejarla, revisaba papeles, los de los niños, los míos y entonces lo vi, el seguro de vida a mi nombre, la cantidad era muy grande y lo cubría todo, el también tenía uno igual, mis niños están bien, así que… Probaré, solo un poco, lo necesito.

Cuando pasó el efecto y otra vez la realidad me aplastaba comprendí que jamás iba a dejar esto, tal vez si tenía una oportunidad única, pero entonces me seguían, creo… nunca los vi, pero estoy segura de que me vigilaban, escuchaba murmullos, ruidos, ellos los hacían. Tomé la pistola y la anduve cargando a cada cuarto donde estaba, luego decidí bañarme y metí la pistola, si estaré segura, pero seguía escuchando cosas así que disparé a la puerta, a la ventana, pero no se iban, ahora están en mi cabeza, ¿como se metieron? Los escucho me molestan. Y disparé.

Recuerdo el metal mojado y frío sobre la sien, solo quería que me dejaran en paz. Dios mío, estoy muerta, pero ¿donde esta mi cuerpo?

Tomo un pedazo del roto espejo y trato de mirarme con inútil esperanza y entonces me veo, estoy tirada en la regadera, la sangre que había era la mía toda, la salpicada y eso que no sabía que era ahora lo se, fragmentos de mi cerebro y cráneo, lo veo en el espejo, puedo verlo todo, mi negación a morir era tal que nunca me di cuenta de que ya no estaba, toco mi sien y siento el agujero que sale por el otro lado, el dolor, era por la bala, ahora puedo ver, mi cuerpo inerte lleno de sangre y yo mirándolo.

No tengo nada que hacer aquí, mi cabeza no me duele mas, no hay sangre, ya no la necesito más.

historia de un asesino

Y aquí estoy, sentado en una silla vieja, a mi alrededor cuatro paredes sucias, grafiteadas, no traigo zapatos y la humedad del suelo me cala los huesos, no me interesa, algo pasó conmigo pero no lo recuerdo, mis pantalones y mi camiseta están manchados de sangre, pero ya está seca, dudo que sea mía. Me observo los brazos que me duelen, hay marcas de cigarros y rasguños, no se porque los tengo, mis manos están atadas con trapos, empiezo a desatarme como puedo, hay algo pegado a mi mano, mis dedos están entumecidos, que es esto…


Se enciende la luz del cuarto pero no hay nadie, logro desatar la mano derecha, deben ser de esas luces automáticas, hay muchos papeles tirados en el piso, parecen ser fotos, levanto algunas. Es una mujer parece que ya esta muerta, ¡oh por Dios! parece que ha sido torturada, el miedo me recorre la espalda y busco la salida con la mirada, ahí está, ni siquiera tiene puerta, me levanto con muchos esfuerzos y salgo lo mas rápido posible del cuarto.

Las luces del pasillo son débiles y parece haber muchos cuartos similares al mío, no se escucha ruido alguno salvo el goteo de alguna tubería, me aproximo al cuarto más cercano y hay una televisión prendida, pero no tiene sonido, me asomo un poco mas y me doy cuenta de que no hay nadie, solo un viejo sofá manchado con algo oscuro, pero ese cuarto despide un hedor muy fuerte, pienso que puede ser un animal muerto y trato de mirar tras el sofá. ¡No puede ser! Es un brazo humano, regreso corriendo al cuarto y tomo una de las fotos del piso, la mujer de las fotos no trae un brazo, la desesperación me invade, ¡¿Qué hago aquí?!

Sigo caminando con cautela y escucho ruidos en el siguiente cuarto, es más bien un murmullo, tal vez pueda ser el asesino, o mas víctimas, me pego a la pared para tratar de escuchar algo, pero no alcanzo a percibir mas que un murmullo, pienso en mi mano atada, parece que tengo algo que es duro, y pesado, lo aprovecharé para golpear a ese cabrón y me dispongo a entrar en el cuarto lo mas rápido posible, pero la vista me hizo palidecer.

En unas pequeñas jaulas hay tres hombres enroscados y los murmullos que escuche son las moscas que se han venido a dar un festín con ellos, son enormes y hay demasiadas, lo hombres ya están muertos, y no quiero saber de que, pero me extraña que este cuarto este limpio y en un estante hay varias latas para perro, y tres correas colgadas en la pared, se me revuelve el estómago y vomito en el cuarto, ¿y si estas personas eran tratadas como mascotas del asesino? Que mente enferma sería capaz de algo así.

Salgo del cuarto procurando olvidar lo que vi, no se quien esta haciendo esto ni como me trajeron hasta acá, pero tengo que salir como sea, sigo caminando por aquel pasillo buscando la salida, hay dos puertas y están cerradas con llave, me acerco para tratar de escuchar algo en los cuartos y no, no se oye nada, me tiro al piso tratando de ver por la hendidura de la puerta pero tampoco se ve, es hora de forzar la cerradura, trato de no hacer ruido pero no consigo abrirla, luego un presentimiento y me pongo a buscar la llave cerca de ahí, tirada en el piso, junto a la puerta, en los marcos, hasta que, si, en el marco de la puerta hay una llave, seguro es de la puerta.

Entro en el cuarto y alcanzo a ver algo que brilla, temeroso busco la luz, ¡ya esta! Es una bodega, aquí guardan sus armas, hay muchas pistolas y un rifle, me decido por la pistola y en un librero viejo hay varios discos, dejo la pistola en la mesa y tomo uno de estos, se puede leer en el cd: sin brazos, en otro: sin piernas, en otro: sin alma, Este último me hace pensar cosas muy desagradables, ¿Cómo puede haber gente así?

Tomo la pistola y salgo del cuarto, tengo que liberar mi otra mano, necesito un cuchillo, todavía esta el cuarto de al lado, meto la pistola en mi pantalón y saco la llave para abrir.

Este cuarto no tiene muebles, hay varios baúles de madera, después de percatarme de que no hay nadie escondido aquí me acerco a y busco algo para cortar, pero no hay nada, solo esos seis baúles enormes, los examino, solo dos no tienen llave así que me dispongo a abrirlos con algo de temor. Uno de ellos tiene ropa, algunas están pegadas por la sangre seca, pero después de haber visto lo anterior esto ya no me hace mella, me sorprende ver tantísima ropa, pero no hay nada que me sirva, tomo algo de aire y me acerco al otro baúl para abrirlo.

Parece tener más ropa, meto la mano hasta el fondo y me parece que hay algo, creo que es algo de vidrio, saco toda la ropa y rápidamente meto mi mano para saber que hay ahí. Es un frasco de vidrio, acabo de sentir su tapa, ¿que harán estas personas? Tal vez trafiquen droga o algo parecido, entonces saco el frasco y miro que es, un escalofrío recorre mi espalda al ver esto, dejo caer el frasco, es un feto humano en un conjunto de horror de una mezcla amarillenta, ese pequeño cuerpo y el frasco hecho añicos, una vez mas la ansiedad me hace desesperar, aún no puedo creer lo que esta pasando, me quedo mirando la escena en el piso e instintivamente saco otro frasco, también es un feto,, pero esta vez creo que es de un animal, que hace este o estos sádicos, ¿Acaso estaré en el lugar de una asesino serial?, a estas altura todo puede suceder, poco a poco voy recobrando mis sentidos y veo el frasco hecho pedazos, con esto podré librar mi otra mano, hago a un lado el asco que pasa por mi garganta y tomo un vidrio y empiezo a tratar de cortar. Pero ¿que pasa? Oigo ruidos y corro hacia el pasillo, entonces un hombre blanco y bien vestido queda frente a mi, se sorprende y trata de gritar pero yo lo tomo con mi única mano del cuello y lo tiro al piso, solo alcanza a decir -ya despertó-, entonces con mi mano atrapada le doy golpes con toda mi fuerza, no se que pasó entonces, debo haber seguido golpeando, tan fuerte, que cuando me di cuenta su cabeza era ya una masa sanguinolenta…

Observo la masa de sangre en el piso y me siento en el pasillo, la vista se me nubla un poco, ¿acaso fui yo quien hizo esto?, ¿Qué me han hecho? Un murmullo me hace volver en mí, probablemente nos oyeron y no tardan en venir. Debo estar preparado.

miércoles, 26 de mayo de 2010

Cancion para la mujer de tez morena

Antes de escribir esta canción,

el viento la susurraba en mi oído,
Y cuando lista a escribirla estaba,
el sentimiento me traicionaba,
y mi voz toda quebrada
en mi garganta se ahogaba.
Murmullos solo escuchaban
Los que a mi lado se encontraban.
¡Qué cosa, quién diría!
Que aquella canción no aprendida
Estaría toda mi vida,
Y aunque yo me preparase,
Rompería toda mi carne,
Y ante todo este desarme,
Jamás me arrepentiría
De haberte conocido ese día,
De dejarte entrar en mi vida,
De cantar la melodía
De una canción compartida
Por dos vidas, tuya y mía.
Y aunque la canción terminara
Y tu presencia faltara,
Sería mi deber mostrarla,
A todo aquel que no tuviera
Ese pedacito de cielo,
En conjunto con infierno,
Esta melodía risueña,
De la que alguna vez fuera dueña
La mujer de tez morena
Que ahora canta en primavera

Mujer y miseria

Mujer, la miseria esta en tu cabeza,
Cuidado, pues aún no ha azotado tu cuerpo,
Deberás mantenerte en una pieza
Antes de que te ataque de nuevo.

Volverá con la llegada del verano,
Y te estremecerás de dolor con el frío,
Encuentra la cura temprano
O todo se lo llevará el hastío.

Abre tu mente a la belleza
Trata a todos por igual, es lo que cuenta
Si lo que ahora escribo no te interesa
Será como poner tu alma en venta

Mujer, la miseria se aloja en tu mente,
La forman tus prejuicios y tú ser indiferente
Arrójala ¡ya!, no sea que de repente
Sea cáncer y destruya gente

A los que amas, por los que respondes,
A esos que luchan y los que se entregan,
Ya que el amor se quedaría sin nombres
Y el cielo inmenso sin estrellas

Abre tu mente sin tristeza,
Enfrentando todo lo que venga
Si lo que escribo te interesa
La miseria no entrará en tus venas.

viernes, 12 de febrero de 2010

No mas sangre, por un pais mejor



http://www.youtube.com/watch?v=20Sjs3eAt1I

 

Este es un enlace a un video en youtube donde se ve a una madre afectada por la matanza en juarez que le reclama al Presidente Calderón por la violencia en Cd. Juarez. Así como ella lo hizo todos nosotros debemos de exigir la seguridad que pagamos con nuestros impuestos,el poder ejecutivo ha hecho todo lo que ha querido porque no nos interesa hasta que la ola de violencia, de desempleo y pobreza nos alcanza, ponte las pilas y averigua, cumple y exige, de nada nos sirve exigir si buscamos chingarnos al de al lado, esa es la razón por la que los gobernantes se han hecho de riquezas ilicitas durante todos estos años.

 

Comprende y reflexiona ya son muchos años de vivir así

 






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