Llevamos ya dos días sin comer y eso no es
bueno para un niño, no es bueno para nadie.
Desde la guerra todo se lo llevó el carajo,
las ciudades están radiactivas y solo podemos refugiarnos fuera de ellas, pero
es peligroso quedarse en un solo lugar, así que nos movemos por el bosque de
manera errante.
Hemos caminado por unas horas y me parece
escuchar agua correr, me da tanto gusto que le digo al niño y no pienso en lo
que podría pasar. Ahora corre hacia allá y al instante me doy cuenta de que
hice una estupidez. Corro lo mas que puedo tras de él, pero es tarde, una mujer
lo sujeta del cabello y pone un cuchillo en su cuello.
-¡No le mates!, no te haremos nada, solo
queremos agua.
-¿Por cuánto tiempo nos han seguido?
-¡No!, no es verdad, somos errantes y
buscamos alimento y agua. Por favor suéltalo y nos iremos.
-Tira tu cuchillo y le soltare
-Lo que digas
La mujer suelta al mi hijo y me revisa
minuciosamente para saber si tengo otra arma, cuando se acerca más puedo notar
que le hace falta la nariz y una oreja.
-Vienes de una ciudad
-Sí, del basurero de Santa cruz
-Pero eso no es una ciudad, antes era un
basurero, solo los pepenadores vivían ahí
-Ahora es una ciudad, de las pocas que hay
-¿En ese lugar te cortaron?
-Es lo que pasa cuando robas, te cortan una
oreja, si reincides la otra
-¿Y la nariz?
-Haces muchas preguntas
Después de revisar
todas nuestras pertenencias me devuelve mi cuchillo
-Tomen el agua que quieran, he visto
algunos renacuajos, no son lo más sabroso pero quitan el hambre. Ma, ya puedes
salir no hay peligro.
Cuál es mi sorpresa, cuando veo salir a una
mujer, ya anciana, apuntándonos con una escopeta. Le da el revólver de su
cintura a la mujer y dejan de apuntarnos. A la mujer le hace falta la nariz
también.
Nos invitan a comer con ellas y aceptamos,
pasamos un buen rato. Así nos enteramos que se han formado ciudades y que la
gente quiere empezar de nuevo. No confío
en esas mujeres, pero estamos bien.
-Se hace tarde, creo ya debemos irnos
-No, quédense, formaremos un grupo y criaremos
a tu hijo
-Gracias, pero creo que es mejor que nos
vayamos, en unas horas se meterá el sol. Muchas gracias por la compañía, es
bueno saber que aún hay gente con buenas intenciones
Lo siguiente que recuerdo es un ruido
fuerte, un dolor muy grande en el pecho seguido de mucha sangre, mi niño
llorando y pidiéndome que me levante, y lo haría… si pudiera. Debimos correr
cuando pudimos. Sospechaba de esas narices cortadas y de la evasión de la
pregunta. Seguramente son come-personas, y moriré
¡Por favor! No se coman a mi hijo, tiene
que crecer y ser un adulto, se adapta fácilmente.
Por...favor… ¡Dios… cuida a mi hijo!... Se
nubla todo… Samuel… te amo.