La ultima y nos vamos

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viernes, 18 de junio de 2010

Corazón

-¡Háblame de amaneceres, de lluvia, de tierra mojada de sangre en mis venas que quiero sentirme vivo!- Lloraba un cadáver en su cajón, deprimente, nostálgico por la última vez que sintió como los rayos del sol tocaban su cara, amante marchito tus manos no tocarán ya esa piel por la que juraste morirías.


Y gritaba un clamor amargo imperceptible para el oído humano, pero escandaloso para los inquilinos del cementerio, gemía y lloraba, pues sus ojos comidos ya por los gusanos jamás tendrían un amanecer en las pupilas inexistentes de las cuencas sobrantes de este cráneo. Las plantas de sus pies no tocarán más la tierra de la que ahora está cubierta su caja. -¡La vida, se me va la vida!, la vida, se me fue la vida.-

Y continuó con quejas, con nostalgias y con gritos hasta que el sol despertó y anunciando su salida cobijó con su calor tierno el cementerio, entonces aquel cadáver cayo en letargo y no dijo mas nada.

-Que escándalo el de anoche- comentaban dos esqueletos en sus tumbas

-Ni que lo digas, algunos muertos pueden ser tan molestos

-¿Y este por qué se queja?

-El no tiene la culpa, pobrecito, lo único que no se le ha deshecho es el CORAZÓN.

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