La ultima y nos vamos

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lunes, 23 de julio de 2007


Sueños largos
Se escuchan los gritos de reproche y reclamos, yo sigo escribiendo, y hago como si no escuchara, sin embargo las palabras me hieren poco a poco. Un poco de indiferencia es mi arma secreta, nada ni nadie me hace daño, aunque por dentro no pudiera contener el llanto. Un suspiro fuerte para sacar todo lo malo, y ya está. ¡Como nuevo!
Son las seis de la mañana y ella se levanta con la pesadumbre de todos los días, cada mañana se repite una y otra vez –tengo mucho sueño, hoy no voy a trabajar- pero luego de estar cinco minutos acostada le vienen a su mente preocupaciones de la vida diaria: todavía hace falta pagar muchas cosas. Es cuando saca una fuerza que aún ahora no sabe de donde llega, y se levanta para irse a trabajar.
El agua tibia en su cabeza despierta sus sentidos, ese es un momento preciado para ella, ya que le da la oportunidad de reflexionar, de pensar en esa persona que aun no se decide a olvidar.
Y a despierta, comienza el ritual del vestido, el arreglo, que nunca serán suficientes para una mujer, pero el tiempo no perdona y rápidamente ha descubierto que si no se apura se le hará tarde. Toma sus cosas y sale a vivir.
Aún esta oscuro, trato de caminar rápido, pues aunque nunca digo nada, secretamente temo que alguna vez me asalten, no es que siempre este pensando en eso, pero es que el barrio no es de lo mejor, en fin.- Aprieta el paso- piensa para sus adentros.
En cinco minutos darán las siete y ella ya ha llegado a la fábrica contenta de haber llegado temprano checa su tarjeta y sale por última vez a la calle para comprar algo que mitigue el hambre por unas horas. Pasa el supervisor tratando de coquetear con alguna de las recién llegadas. Las mira, les sonríe y se les acerca con chistes malos y fuera de lugar. Pero al ver las caras de ellas que no hacen otra cosa que un ademán de desden y repulsión, frunce el ceño y su enojo crece al ver las risillas burlonas que empiezan a salir. Por lo que reparte el trabajo del día a gritos y reproches. Ella es de las que mas acosa el supervisor, por eso, cuando hay una oportunidad de reírse de el, la aprovecha, ya sabe que al medio día el volverá a acercarse otra vez.
-Consíguete un novio para lo ponga en su lugar- le aconseja una de sus compañeras. Ella solo esboza una sonrisa y les comenta – ¡ahí si! Pero que este guapo-. Todas ríen, pero solo ella sabe que no quiere al más guapo, al más hombre, ni siquiera al que tenga más dinero. Ella solo quiere a aquel que todos le piden que olvide por haberse ido ya hace dos años al otro lado.
-Haber, ¿cuántas veces te ha llamado?- le pregunta una amiga
-Como cinco veces- le contesta ya con cierto enojo.
La verdad es que solo le llamó una vez desde que se fue, y aunque sabe que probablemente no regrese, aún no se ha hecho a la idea de que ese hombre que ella había jurado era para siempre ya no piense mas en ella.Se queda todo en silencio, pues sus compañeras han notado el enojo que estas preguntas le causan a ella y deciden cambiar de tema, que si la ropa, el cine, y poco a poco ella, se va olvidando por el momento de su abandono.

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